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Empieza ahora tu proceso de transformación

4 Vitaminas para el amor

AMOR S.A. Una relación es como una empresa en todo el sentido de la palabra, es un proyecto de enorme importancia en tu vida que exige trabajo, recursos y compromiso de parte de ambos. Usualmente las personas piensan que cuando uno se casa, su unión está garantizada “hasta que la muerte nos separe” y lo que ocurre es que esa filosofía está en vía de extinción.

Anteriormente, muchos matrimonios duraban toda la vida. Según la ONU, en los países industrializados había 13 divorcios por cada 100 hombres y mujeres en 1970; para 1990 la cifra había aumentado a 24. En Estados Unidos, 1 de cada 2 matrimonios termina en separación y de los que permanecen, el 50% manifiesta no estar satisfecho con su relación.

Detrás de toda relación exitosa hay lo mismo que detrás de una empresa exitosa: Un equipo comprometido que trabaja diariamente.

Son muchos los elementos que necesitan funcionar para construir una relación sana y positiva: la sexualidad, la comunicación, la atracción, el manejo del dinero y de los espacios, entre otros. Por todo esto es vital aprender a amar, porque tener éxito en una relación de pareja requiere lo mismo que triunfar como empresario: Sin conocimiento, inversión, compromiso y trabajo, los resultados no se dan. Aquí te compartimos 4 vitaminas esenciales para nutrir el amor:

1. Contacto físico, caricias, abrazos, mimos y palabras de amor

Olvidemos eso de “yo la quiero a mi manera”, o “yo no se lo digo pero se lo demuestro comprando el mercado y pagando las cuentas”. ¡Para que el amor funcione cada quien debe sentirse amado como le gusta!

Muchas personas reconocen que no son muy expresivos con su pareja, algunos saben que eso se debe a conflictos en su infancia, a las heridas que dejaron amores del pasado y otros simplemente creen, es porque así nacieron. Seguramente nadie se escapa de haber sido ‘herido’ alguna vez y la vida está llena de situaciones que nos asustan o nos lastiman, pero por más explicaciones psicológicas haya, pocas personas son felices con una pareja que poco expresa lo que siente.

Es más fácil que se enamore de ti si la amas como le gusta y no como te queda fácil. Amar y no expresar es una excelente forma de desperdiciar lo mejor de ti.

Si no expresas lo que sientes, tu pareja tiene dos alternativas: Resignarse, lo cual es potencialmente peligroso, pues con el tiempo la persona va acumulando frustración y rabia que poco a poco la van transformando en ‘Shrek’, el ogro del pantano.

Seguro conoces gente que lleva años aguantando una relación que no funciona y comienza a alegar por todo, a lanzar ‘indirectas’ o sarcasmos cada que puede, a criticar exageradamente cualquier error de su pareja, mejor dicho, a descargar contra el mundo su frustración sentimental.

Ahora, si tu pareja se rehúsa a convertirse en el famoso ogro, la opción que le queda es conseguirse un amante para recibir el amor como quiere, mientras tú se lo demuestras como te queda fácil. Conclusión: Si no hay contacto, caricias, cogidas de mano, masajes en la espalda, besos en la boca, abrazos, palabras dulces en la mañana y susurros obscenos en la noche… ¡deje así! El amor muere de sed.

Cuando una pareja tiene buena conexión emocional constantemente se trata con palabras de afecto, muchas veces entre ellos tienen formas cariñosas de llamarse que van desde el reino animal (Mi osito, mi patico, mi pajarita… ¡mi tigresaaaaa!); hasta apodos gastronómicos como pastelito, caramelito, terroncito, y otros productos de fina repostería.

Tómense un espacio para compartir un masaje relajante sin intenciones sexuales, dediquen al menos veinte minutos cada uno a masajear al otro, no olviden incluir palabras mágicas durante la sesión. Verán que al final se sienten muy conectados emocional y físicamente.

2. Comunicación profunda

Muchas parejas practican la comunicación de taxi o de buseta. Usualmente, cuando nos montamos en un transporte público cruzamos algunas palabras con el vecino de silla o el conductor. Por lo general decimos frases como “¿Qué calor, no?”, “Hay mucho tráfico”, “La selección de fútbol ganó/perdió”, o similares. La comunicación superficial es la que se enfoca en los hechos únicamente.

La clave no es hablar de lo que pasa, sino de cómo nos sentimos con lo que pasa.

La comunicación profunda se centra en los sentimientos, no en los hechos.

Cuando no hay conexión emocional, las parejas suelen desarrollan una comunicación que más parece la asamblea de una copropiedad que una charla entre dos personas que se aman. Por supuesto, hay espacio para hablar de trivialidades, las facturas, el clima o el último chisme de la farándula nacional; la comunicación superficial no es mala, a menos que sea la única comunicación.

Si las conversaciones suelen centrarse en averiguar cómo están los niños, si llegaron las facturas de servicios o qué dijo el técnico que revisó la nevera… hay problemas. El indicador fehaciente de que hay comunicación profunda entre dos personas es que hablan de cómo se sienten frente a cualquier tema y obviamente frente a la relación.

Dos o tres veces a la semana, pregúntale a tu pareja:

“¿Cómo te sientes?”

Te sorprenderá lo mucho que esto fortalece el amor.

3. Momentos divertidos y felices

Es lo que llamamos “volver a lo básico”. Para comprender este concepto puedes hacerte esta pregunta: ¿Por qué invitaste a salir o aceptaste salir con tu pareja la primera vez?, ¿Por qué hubo una segunda, una tercera y una cuarta salida?

¿Acaso fue porque desde el primer momento en que viste a esta persona soñaste con comprar una casa para que vivieran juntos y educaran a muchos niños?, ¿Soñaste en la segunda cita con envejecer a su lado? ¡Noooooooooooooooo! ¿Verdad?

Si la respuesta es “Sí”, ya estabas un poco desesperado/a por casarte cuando conociste a tu pareja. Si no soñabas eso desde el primer día ¿por qué siguieron saliendo? La respuesta seguro es… ¡PORQUE ERA DIVERTIDO!

Lo primero era gozar! El altruismo y el deseo de envejecer juntos vino después… mucho después.

¡Esa diversión no se puede perder!

Lastimosamente, con el tiempo olvidamos que el primer propósito de la relación fue gozar la vida, reírse, tener conversaciones telefónicas eternas y noches inolvidables. El objetivo es divertirse al máximo.

Pregunta: ¿Qué tanto te diviertes con tu pareja?, ¿Cuándo fue la última vez que rieron juntos por mucho tiempo?, ¿Cuándo fue tu última locura por amor? Si te demoras en encontrar un recuerdo feliz donde sólo participen tu pareja y tú, la empresa está en riesgo de bancarrota.

Encuentren una pasión común, puede ser cantar, bailar, practicar algún deporte, cocinar o aprender algún arte como la música, la pintura, o cualquier actividad que ambos realmente disfruten. Dedíquenle al menos tres horas a la semana.

Nada más nocivo que la idea de que al crecer y adquirir responsabilidades debemos dejar morir a nuestro niño interior. Que maravilla compartir la vida con alguien que te recuerde que tienes derecho a ser feliz, que te gusta jugar y el poco tiempo que tenemos en este mundo es para disfrutarlo. Además, las personas felices son mejores padres, por el ejemplo que dan.

Vive una buena relación sexual: En una relación de pareja el sexo es crucial, irremplazable, indispensable, crítico, trascendente, justo y necesario. Además, el sexo es lo único que haces con tu pareja y que no haces con nadie más… o al menos esa es la idea, ¿no?

El sexo es una piedra angular en una relación, pero si no tienes pareja, es algo sin lo que puedes vivir normalmente. Si no tienes sexo no mueres (esos supuestos dolores de cabeza por abstinencia son psicosomáticos); pero si estás saludable, tienes una pareja sana y vives sin sexo, la cosa es grave y hay que revisar qué está ocurriendo en la conexión íntima con tu pareja.

4. Conviértete en la mejor versión de ti mismo

Nada grandioso se logra de la noche a la mañana. ¿Conocimos a alguien y fuimos el uno para el otro? ¿Nuestro mundo cambió para siempre y sin esfuerzo todo se transformó en felicidad? Eso solo pasa en las películas. El amor no se encuentra, se construye.

Seamos realistas, nadie es perfecto, todos traemos heridas emocionales. La idea del príncipe azul y la princesa del cuento solo nos lastima y nos llena con la falsa ilusión de que encontraremos una persona que se amolde 100% a lo que estamos soñando y que con cruzarnos una mirada, quedaremos irremediablemente unidos, completamente enamorados recorriendo un camino de rosas y placer.

En el mundo existe gente maravillosa, pero una de las cosas que más valoran las parejas felices es que para poder estar juntos, han tenido que convertirse cada uno en una versión mejorada de sí mismo/a, dejando atrás miedos, baja autoestima, celos, mal genio y mil cosas que todos cargamos y que pueden amenazar la relación y la felicidad individual.

Tal vez lo más bonito de estar enamorado de alguien es mirar hacia atrás y darte cuenta que para poder amarle tuviste que convertirte en un ser humano mejor, en una mejor versión de ti.

No te desgastes buscando la perfección, mejor revisa si en esa persona que te interesa hay bases sólidas para construir una relación espectacular. Y sobre todo, pregúntate si estás dispuesto a trabajar para ser mejor, dejando atrás tus errores, tus miedos y abriendo el corazón para que el amor llene tus días. No busques una persona perfecta, busca una persona con la que valga la pena construir.

Alguien le dijo una vez al fallecido tenor Luciano Pavarotti: “Su voz es un regalo de Dios, usted nació con el don de cantar”; y el contestó: “Es cierto, nací con un don, pero he dedicado mi vida a perfeccionarlo”. Todos tenemos el don de amar, pero pocos lo perfeccionan.